martes, 4 de diciembre de 2012


A parte de los caramelos conocemos el chicle.

Esto surge de la costumbre que tenían en la antigüedad de masticar cosas diferentes de los alimentos.

Antiguamente los hombres sobre todo, tenían la costumbre de masticar.

Descubrieron que la goma era una magnifica forma de calmar la sed, gracias a la excitación que producía en las glándulas salivales.

 La gran revolución en la fabricación de la goma de mascar se produjo en 1.860.

 La nueva materia tenía dos propiedades muy importantes: mayor elasticidad y gran capacidad para retener el sabor, esto permitió que salieran al mercado chicles con sabores diferentes (fresa, regaliz, menta,...).

Otro clásico son las pastillas Juanola, que cumplen ya cien años. Fueron creadas por un farmacéutico, Manuel Juanola, en una farmacia del Barrio de Gracia de Barcelona, eran unas pastillas romboides que mezclaban regaliz, mentol y eucalipto para calmar la tos. Tuvieron un éxito increíble, y en poco tiempo se vendían en toda España.

Los caramelos Solano son otro ejemplo en el mundo de los caramelos. Aparecen en la primera mitad del siglo XIX, cuando a un logroñés se le ocurrió usar para hacer estos caramelos leche de burra, un remedio de entonces para los catarros. Y otro señor que fue: Celestino Solano, añadió a la leche un chorrito de café y este remedio triunfó entre los acatarrados de Logroño.

Otros caramelos de nuestra infancia son: los Pez que nacieron en 1927, las pastillas de hierbas Ricóla de los años 20 también, los Sugus que llegaron a España en 1961, los Werther`s Original que se crearon en Alemania en 1903, y los Conguitos que tienen ya 40 años. Los Chupachus Kojak llegaron a España en 1975, y las Piruletas de Corazón son de finales de los 60, y a pesar de que todos creyeran que eran de fresa son de cereza.

Pero de lo que no hay duda es que entre las modernas golosinas de hoy en día tan apreciadas por los niños, siguen figurando  los Chupa Chus, los Solano y los Sugus.

Con todo esto debo decir: Que aunque pase el tiempo, para nosotros no pasa el tiempo para los dulces.

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